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ME DEDICO A SENTIR
Técnico Superior en Artes Plásticas y Diseño.
Artes visuales.
España
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Algo de mí
Pintar siempre revela a quienes lo hacen. Yo misma, sin ir más lejos, siempre termino contada por mis pinturas y mis dibujos. Es como un control inevitable que se queda con tus huellas dactilares. Pero voy más allá: esas pinturas y esos dibujos han llegado a anunciarme, me han alcanzado en el futuro, tenían escritos mis caminos y me han descubierto en cosas que yo no sabía que tenía o iba a tener en mi forma de ser. Acaba una en la extraña sensación de que pinto premoniciones y que, al final y en esencia, pintamos inconscientemente sobre otra pintura, la de nuestra identidad. ¿Quién sabe si los pintores nos dedicamos siempre, hagamos lo que hagamos, a nuestro autorretrato?
Nunca considero que cambio, pero sí que evoluciono. Tenía 5 años cuando sentí la primera inquietud por el arte, que afiancé verdaderamente al cumplir los diez. Fue el temprano inicio en el que empecé realmente a descubrir y a descubrirme, a sentir por mi cuenta y con una creatividad independiente, por libre y autónoma. Determiné rechazar a los genios del arte para averiguarme en estado puro, sin influencias, a dar con mi personalidad; los estudié, los leí, pero también los dejé de lado mientras duró el plazo para ser yo misma, sin haber sido atrapada por un estilo nada propio y creado a partir de otro ajeno. Quise aislarme y dialogar con mi interior, conocer mis trazos totalmente vírgenes. Fui obsesiva y enérgica con averiguar mi naturaleza hasta que conseguí entenderme con mis materiales, empezando por el soporte, pues el papel es un gran delatador y hay que tratarlo con mucha seguridad. Y supe siempre cuál era la base de todo en las artes plásticas: el dibujo. Partiendo de esa aclaración, entendí el camino que quedaba por hacer.
Desde el principio he tenido muy claro lo que quería ser. Afortunadamente mis incertidumbres han sido eventuales, he estado perdida muy poco tiempo. Otra cosa es que igualmente reconozca que ser artista conlleva dedicarme a una interminable búsqueda.
Es un clásico escuchar a muchos pintores que pintan para serenarse. Yo no. Yo no pinto para tranquilizarme, no lo siento como un método de relax, sino todo lo contrario: pinto para retarme, es como un pulso conmigo, es como si practicara el funambulismo sin saber en cada trabajo cuántos metros tengo que recorrer a gran altura ni cuánto vacío me espera bajo los pies. Os invito a verme en esta maravillosa insensatez que es pintar.
Beatriz Galiano.

Aprender no lleva nombre
Buscando un epígrafe para referir mi currículum académico, a punto he estado de titularlo como mis años de estudios. Hubiera sido un error, porque estudiar y aprender presiento que es una tarea sin fin que durará toda mi vida. Digamos entonces que obtuve el título de Bachillerato en la modalidad de Artes Plásticas, Diseño e Imagen. Y dos años más tarde me hice con el de Técnico Superior en Artes Plásticas y Diseño en la modalidad de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos.
Mi estudio se basó en la escultura de manera práctica y teórica en el Taller de Piedra e Historia del Arte, complementando y potenciando esta enseñanza en el Taller de Vaciados y Reproducciones Artísticas, en el Taller de Modelado y en el de Volumen y Diseño. A pesar de este intenso aprendizaje en lo escultórico, mi interés fue más encaminado a la expresión gráfica. Y profundicé más en la disciplina de Dibujo Artístico, al igual que en la Lineal, dos asignaturas separadas pero unidas con el mismo hilo conductor.
Lograr la técnica no es un punto de llegada, sino de partida. Alcanzas la independencia para volar, pero ese vuelo no es de nadie, ese vuelo es mi riesgo y mi aventura. No estoy sujeta a ningún estilo porque persigo y trabajo el mío. Voy por libre. Estoy convencida de que mi ideal es perderme y encontrarme una y otra vez para poder crear algo único y personal.

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